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... Israel & sus paranoias ...

Olvidando el destino

A menudo solemos compadecernos de las personas mayores cuya edad o enfermedades, en los peores casos, les hace olvidar, con una facilidad pasmosa, sucesos acaecidos recientemente. Asombroso nos parece, sin embargo, que recuerden con gran clarividencia detalles de su propia infancia sumamente lejanos en el tiempo.

Diariamente todos, con la excepción de aquellos que tienen las facultades mentales mermadas, seguimos el mismo proceso de olvido aunque, a diferencia del grupo de personas anteriormente expuesto, lo efectuamos de una forma selectiva. Precisamente esa clase de olvido es el motivo único y exclusivo de esta reflexión. Aquí se acaba nuestra compasión por los olvidadizos involuntarios y es cuando deberíamos saltar de júbilo y alabar las bonanzas de una mente imperfecta cuyo proceso cognitivo permite trasladar realidades dañinas a planos posteriores, que por su situación, carecen de efectos directos en nuestra vida. Tal acción deliberada reporta a nuestra vida lo mismo que un ataque de ansiedad a nuestro cuerpo: el estallido, la esperada liberación, el punto y aparte, un no va más, el hasta aquí aguanto. Tras el trance se renace cual ave Fénix decidida a obviar concienzudamente aquello que se interpuso en su vida. “Olvida, olvida … que algo queda” podría decir algún cínico parodiando la popular frase de Goebbels. Es cierto, esos planos mentales posteriores, donde arrojamos lo que dejó de sernos útil para vivir, siguen siendo accesibles tanto real como oníricamente. Simplemente varió la frecuencia de acceso, la voluntariedad y la necesidad de rebuscar en ellos.
Curiosa transformación que resulta en que: ¡El olvido otorga vida! Revivifica al que lo toma por amigo y evita mortificaciones innecesarias.

No. En absoluto. Esta disertación no conlleva para nada un trasfondo amoroso. Más bien: aterrador, necrológico, mortal. ¿Qué sino el olvido nos permite vivir con una aparente e hipócrita despreocupación obviando nuestra fragilidad e ignorando, por ejemplo, que


- Hace un año fue el hermano de 22 años de un amigo
- Ayer la cuñada de 36 años de un conocido
- Mañana puede ser alguien más cercano
- Pasado mañana puedo ser yo

… los que dejemos de existir?

1 comentario

jose -

Es bien cierto que mientras nosotros olvidamos el dolor de otros...para ellos el tiempo se detuvo.Mañana nuestra vida sera mas o menos igual que hoy, pero para ellos nada volvera a ser igual.No olvidar el dolor de ellos nos acerca más seguir siendo personas con todo lo que ello implica.